Psicología Infantil – Trastornos del Estado de Ánimo
Terapias para los trastornos del estado de ánimo en edad infantil
- Ansiedad: Los niños, como los adultos, pueden sufrir ansiedad. Esta se suele presentar como una preocupación excesiva e incluso un temor ante diferentes situaciones de la vida cotidiana que no tendrían por qué despertar esa inquietud. A menudo estos pequeños son muy obedientes e inhibidos, sobre todo porque temen ser rechazados por los demás o debido al miedo a hacerse daño. Como regla general, antes de los 7 u 8 años los niños se sienten ansiosas antes situaciones fácilmente identificables, como a la oscuridad, pero a medida que crecen y aumenta su capacidad para anticipar el futuro, sus preocupaciones comienzan a ser más abstractas y se relacionan con su desempeño académico y social.
- Miedos, temores y fobias: los miedos y los temores son problemas habituales en los niños, sobre todo cuando son muy sugestionables. Sin embargo, en ocasiones estos miedos son más intensos de lo normal y se expresan a través del llanto o una necesidad imperiosa e irracional de evitar o escapar de ciertas situaciones. De hecho, estos temores pueden convertirse en un serio problema para enfrentar el día a día e incluso pueden dar lugar a fobias propiamente dichas, que se pueden expresar a través del miedo a irse a dormir, a la oscuridad o incluso a la escuela. Si tienes dudas sobre si los temores de tu hijo son parte de una fase normal en su desarrollo o es necesario intervenir consúltanos.
- Hábitos nerviosos, tics, obsesiones y manías: las últimas investigaciones sobre los trastornos obsesivo-compulsivos han descubierto que su incidencia es más elevada en los hijos de las personas que ya padecen este trastorno, por lo que no es extraño que se manifieste en la infancia, aunque es más común que lo haga en la adolescencia. El trastorno obsesivo compulsivo se puede presentar mediante una preocupación excesiva por los gérmenes, la muerte o la posibilidad de que ocurran cosas malas. A veces estas ideas van acompañadas de rituales para aliviar la tensión, como repetir determinadas acciones sin sentido. Otras veces los niños desarrollan hábitos nerviosos o tics, movimientos repentinos y rápidos o sonidos como resoplar, gruñir y repetir palabras. De hecho, aproximadamente un 25% de los niños desarrolla algún tic en su infancia y, aunque la mayoría son pasajeros, es mejor tratarlos cuanto antes para evitar que se instauren.
- Depresión: al igual que los adultos, los niños pueden sufrir depresión, una alteración que suele presentarse de manera brusca provocando un cambio en su comportamiento habitual. Aunque la depresión puede manifestarse con diferente intensidad, generalmente se presenta con tristeza, llanto fácil y pérdida del interés por las actividades que antes le gustaban. En otros niños el síntoma más prominente es la irritabilidad, se muestran constantemente aburridos y muy sensibles por lo que cualquier problema cotidiano puede provocar su frustración y desencadenar una rabieta.