Terapia de Pareja – Miedo al Compromiso
Desarrollo de terapias para afrontar el miedo al compromiso
El miedo al compromiso implica un temor a mantener una relación a largo plazo. Ese miedo genera una gran ansiedad, por lo que la persona no logra mantener una relación durante mucho tiempo. Si le presionan para que se comprometa, probablemente pondrá fin a la relación, aunque luego se arrepienta. En muchos casos esto se debe a que la persona confunde los sentimientos que provocan el miedo al compromiso y su necesidad de alejarse con la falta de amor.
De hecho, una de las características esenciales del miedo al compromiso es la incapacidad para mantener una relación a largo plazo. Eso no significa que la persona no ame a su pareja, pero los sentimientos que experimenta ante la perspectiva del compromiso pueden llegar a ser abrumadores o incluso aterradores, por lo que terminan provocando una respuesta de huida.
Las causas del miedo a comprometerse pueden ser varias, pero a nivel profundo siempre nos encontramos con el miedo a perder algo, ya sea nuestra independencia o libertad o a perder el control sobre nuestra vida y nuestros sentimientos, a perdernos a nosotros mismos.
De hecho, el miedo no es negativo en sí mismo, es simplemente un mecanismo de alerta que se dispara cuando percibimos que algo nos puede hacer daño. Debemos tener en cuenta que todos tenemos un lugar donde nos sentimos seguros, al que llamamos nuestra zona de confort. El miedo aparece cuando vemos peligrar dicha zona de confort, es decir, cuando creemos que va a producirse un cambio que puede desestabilizar nuestra seguridad. Y cualquier cambio puede suponer una amenaza para nuestra estabilidad, aunque se trate de un cambio positivo.
Cuando conoces a personas nuevas con el fin de que puedan convertirse en posibles parejas, tendrás que hacer cosas nuevas, modificar ciertos hábitos, arriesgarte… Y eso, no siempre es fácil, sobre todo porque también suele implicar que tendrás que ceder en algunos aspectos. Después de todo, una relación de pareja es cosa de dos y también demanda sacrificios.
A veces, el miedo a conectar con el otro también tiene que ver con el miedo a perderse a sí mismo, a depender de alguien. Hay personas que han desarrollado un fuerte sentido de la independencia y la autonomía, por lo que rechazan a nivel inconsciente la idea de mantener una relación que pueda crear lazos de dependencia pues, de cierta forma, sería como negar su esencia.
En este sentido, también hay casos en que a esto último se añade la necesidad de ser libre en todo momento para no perder oportunidades. Hay una dificultad para renunciar a un camino por tomar el otro, el compromiso en exclusiva para estas personas es agobiante, pues siente que se están perdiendo algo allá afuera.
En otros casos, la idea de ser responsables de alguien abruma y estresa. Muchas personas con miedo al compromiso creen que no serán capaces de cuidar de alguien, porque están demasiado ocupadas y no saben cómo lograr que sus mundos confluyan.
Otras veces, lo que sucede es que la persona tiene miedo al fracaso, a que la relación salga mal, y a sufrir. En esos casos, cuando conocemos a una persona que nos atrae e iniciamos una relación con ella, no nos entregamos del todo, no nos comprometemos. Como resultado, la relación no avanza, no evoluciona y se estanca.
En algunos casos el miedo al compromiso proviene de una mala historia sentimental. Si la persona ha tenido una relación de pareja que le ha causado daño y le ha hecho sufrir, puede hacer una generalización errónea y pensar que todas las relaciones serán así. Por eso, inconscientemente, se protege del amor y el compromiso. Estas personas a menudo tienen miedo a no “estar en la relación correcta” o a que el otro le abandone sin previo aviso, le sea infiel o le haga sufrir.
También se ha apreciado que las heridas de la infancia pueden estar en la base del miedo al compromiso. Si la persona ha sufrido abusos o traumas durante la niñez o si ha estado expuesta a una dinámica familiar complicada, es posible que experimente cierto rechazo a mantener una relación de pareja estable. Esto se debe a que no se creó un apego seguro durante los primeros años de vida y, en su interior, sigue pensando que los otros no son de fiar, por lo que protege celosamente sus sentimientos.
De hecho, es importante ser conscientes de que nadie ama de la misma manera, pero el estilo afectivo que cada cual asume está íntimamente relacionado con la forma en que fuimos amados y cuidados durante nuestra infancia. Esa huella se mantiene durante toda nuestra vida, y cuando se desarrolla un apego inseguro, puede dar lugar a una fobia al compromiso.